Ruta de los molinos del Río Profundu
Alumnos de la ESO de nuestro Centro han realizado una salida, organizada por el Departamento de Ciencias Naturales, a la Ruta de los molinos del Río Profundu. Con tiempo lluvioso han tenido una larga caminata en la que conocieron las bellezas que se esconden en el curso de este río.
Esta ruta visita los molinos del río Profundu, que nace en los límites del concejo de Villaviciosa con los de Cabranes y Piloña. De cauce estrecho, abundante caudal en épocas de crecida, transita en su mayor parte por hondas vaguadas cubiertas por una gran variedad de vegetación autóctona (robles, olmos, álamos, castaños…); tampoco falta la fauna, integrada por jabalíes, zorros, corzos y nutrias, así como truchas. Recorre una distancia de unos 12 kilómetros hasta desembocar en el río Viacaba y en su trayecto por el concejo de Villaviciosa discurre por las parroquias de Breceña, Coru, Fuentes, Lugás y Amandi, en otro tiempo abastecidas de harina por molinos que, hasta un total de veintidós, lo jalonaban a lo largo de nueve kilómetros aproximadamente. De ese número de ingenios, nueve eran de propiedad privada, o lo que es lo mismo, quienes molían debían satisfacer a su propietario o molinero la denominada «maquila», consistente en una determinada cantidad de harina obtenida en la molienda. Los otros trece se regían por el sistema de multipropiedad o «vecería», en el que cada vecino tenía fijados unos días u horas al mes para moler.
La mayoría de ellos de reducidas dimensiones, contaban con una sola muela y la construcción del edificio se compone de piedra de mampostería. El interior se distribuye en una planta cuadrada o también ligeramente rectangular, con el espacio suficiente donde se alberga la maquinaria, una esquina donde encender un hornillo para calentar la intempestivas noches de molienda, y una pequeña ventana que por lo general suele ubicarse frente a la maquinaria con el fin de iluminarla desde el exterior. Todas estas características las podemos apreciar en el Molín d’Arriba, que afortunadamente es el que en mejor estado de conservación se encuentra de todo el recorrido.
Después de visitar las ruinas de varios molinos, llegaremos hasta las inmediaciones del Molín de La Peña. A diferencia de los anteriores, ésta es una construcción de dimensiones más voluminosas, aunque su espacio interior sigue teniendo la misma distribución que los otros. Pero en el Molín de la Peña también hay que detenerse para ver el paisaje que se nos ofrece, con la espectacular cascada situada justo al lado de la construcción. Unos cuantos molinos después llegaremos a las inmediaciones del molín de José Xico. Este último tiene su particular historia ya que fue el último en cesar su actividad en el río Profundu. Pero no moliendo grano, sino produciendo electricidad para los vecinos de la cercana localidad de Cayao. Aún se pueden ver las modificaciones realizadas por su antiguo propietario en la maquinaria y los postes de tendido que subían desde el molino hasta el núcleo rural de Cayao. En el tramo final de la ruta se encuentran los molinos del Pitu y el de Trabanco. Este último era, en realidad, una casa en la planta superior y en la baja era donde se llevaba a cabo toda la actividad molinera. Más abajo vendrá el Molín del Profundu, que como vemos toma el nombre del río, sólo quedan sus muros exteriores totalmente cubiertos de musgo. Y ya en la parroquia de Fuentes, se encuentra el Molín de Villaverde y un poco después, el Molín de Griselda, en la parroquia de Amandi. Llegando a Valbúcar todavía podremos ver, bajo el puente de la misma carretera, los restos casi tapados por la vegetación del Molín de Peña, situado al pie de una antigua tahona o fábrica de pan.
Leer más